Lentes de contacto

Las lentes de contacto son pequeñas lentes graduadas que se llevan «en contacto» con el ojo. Están diseñadas para corregir errores refractivos y mantener la salud ocular. Flotan sobre la película lagrimal presente en la superficie de la córnea.

Las lentes de contacto proporcionan una serie de ventajas en el campo de la visión al ir adherida a la película de lágrima. Representa, además, una opción más cómoda para aquellos que practican deportes o, simplemente, para quien quiera obtener un mejor efecto estético.

Existen tres defectos visuales principales: miopía, hipermetropía y astigmatismo. Algunos expertos consideran un cuarto defecto en la presbicia o vista cansada, pero es un defecto fisiológico que acaban padeciendo todas las personas. Las lentes de contacto pueden corregir todos estos defectos, independientemente del número de dioptrías que se tenga.



Tipos de lentes

Según el defecto visual y las condiciones del ojo, serán convenientes distintos tipos de lentes. Existen dos grandes grupos de tipos de lentes:

– Las lentes duras, que son pequeñas y rígidas. Se colocan y retiran con mayor facilidad.

– Las lentes blandas, que son más grandes y flexibles. Son más cómodas y la adaptación es más rápida. Su uso se restringe a miopías, hipermetropías y astigmatismos leves.

¿Quién puede ponérselas?

Se debe realizar siempre un análisis previo del ojo, pues la lágrima, los párpados y la córnea deben reunir una serie de requisitos para que se puedan tolerar las lentes de contacto.

Dicho análisis deberá verificar el estado ocular, tomar las medidas de diámetro y curvatura de la córnea y comprobar el comportamiento de la luz a través del ojo, su refracción.

Algunas personas reaccionan a la presencia de la lente de contacto. El lagrimeo, la hipersensibilidad a la luz o el malestar físico pueden impedir su utilización. Los niños pequeños y los ancianos, por la destreza y la disciplina que se requieren, pueden no ser personas adecuadas para el uso de lentes de contacto.

Técnica para colocárselas

El usuario debe colocar la lente en el dedo y acercarlo al ojo hasta que esté muy próximo a la película de lágrima. Entonces, la misma lente tiene tendencia a adherirse y a colocarse dentro. Al principio se debe utilizar un espejo para poder ver bien la lente y el dedo, hasta que se tiene destreza.

Existen pequeñas variaciones según el tipo de lente, ya que las blandas son más delicadas, pero, por lo general el paciente termina teniendo su forma única de colocar la lente.

Colocar mal una lente, a priori, no ocasiona ningún problema o efecto secundario. El paciente puede saber con facilidad si la lente no está bien, porque no verá bien y no estará cómodo como debe estar cuando la lente está en su sitio.

Cuidados y mantenimiento

Las lentes de contacto deben retirarse diariamente por la noche para permitir que la córnea se oxigene en forma adecuada, ya que de lo contrario puede dañarse.

Existe, sin embargo, otro tipo de lentes, menos extendido, porque no hay tantos ojos que puedan llevarlas, que es la de uso prolongado, que posibilita llevar día y noche las lentes de contacto. En ese caso, no hay ningún sistema de mantenimiento, puesto que son lentes con un reemplazo semanal.

Las lentes necesitan limpieza, para eliminar los detritus de la lágrima, y desinfección, para acabar con todo tipo de residuos fisiológicos (células muertas, lípidos o proteínas) y microorganismos.

Se debe limpiar las lentes de contacto blandas sobre la palma de la mano con soluciones limpiadoras especiales que eliminan los restos de la película de lágrima que quedan después del uso. Luego, existe otro líquido para la conservación de la lente, que evita su contaminación.

El paciente, por la noche, debe dejar la lente en el estuche con la solución. Hoy en día ambas soluciones está unidas, en muchas ocasiones, en un único líquido.

Malos hábitos y consejos prácticos

Los malos hábitos fundamentales son el sobreuso y la falta de higiene, que pueden ocasionar problemas a medio-plazo. El sobreuso, entendido no como el hecho de llevar las lentes muchas horas, puesto que hoy en día los materiales son de alta transmisibilidad de oxígeno, sino como la ausencia de cambio de la lente en el momento adecuado, generalmente, esperando más de la cuenta porque no molesta.

Algunos consejos prácticos que deben tenerse en cuenta:

– Las soluciones de mantenimiento no deberían estar abiertas más de un mes, ya que hay un riesgo de una contaminación de ese líquido, lo cual puede provocar una irritación o una infección del ojo.

– Antes de manipular las lentes, es conveniente lavarse bien las manos; incluso debajo de las uñas, que preferiblemente serán cortas.

– Las lentes necesitan humectación, especialmente las blandas. Se deshidratan debido al calor natural del cuerpo, por lo que es necesario un lubricante especial.

– No se deben jamás adaptar, cosméticas inclusive, sin un estudio previo del caso y un completo examen ocular y visual realizado por Ópticos-Optometristas.

– El manejo y cuidado de las lentes y del estuche es importante si se quiere evitar, no sólo su deterioro prematuro, sino toda una serie de problemas oculares. Especial atención deben prestar quienes utilicen esporádicamente las lentes.

servicios

horario

gafa

De lunes a viernes

Eukene Sisamón Gento
Optico optometrista Nº colegiado: 14.147

mon
2022 © copyright